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Cierra los ojos y piensa en algo bonito...

Cuando el corazón se dispara como si dentro de él hubiera mil mariposas. Cuando no somos capaces de mantenerlo menos inquieto, más sosegado, como simulando a un niño traste que se suelta de nuestra mano. Cuando la mente intenta ordenarle el alto, pero no le hace caso. Cuando se mueve tanto que no nos deja estar quietos, como si quisiera no detener nuestros pasos ni un segundo.

Nos impulsa a correr, a actuar, a pasar a la acción. Sin embargo, a veces nos cuesta determinar qué quiere decirnos. Sabemos por qué nos "cuestiona" tanto, provocándonos continuamente preguntas. Preguntas que no siempre podemos responder. Es entonces cuando nos quedamos como estáticos por fuera, cuando por dentro no dejan de fluir las dudas, las respuestas, los sentimientos....como miles de fuegos artificiales. Pero no acabamos de encontrar lo adecuado y lo dejamos permanecer dentro. A la vez que nos impulsa a la acción, nos retrae a nuestro interior. Supongo que quiere que sigamos escuchándole, para no marcharnos a lo loco a decidir, o para que no nos volvamos locos decidiendo.

Y en medio del desasosiego, reaparece una vocecita a lo Pepito Grillo como diciendo: "Para, tienes que relajarte, no puedes seguir así." Por más que el corazón se empeñe, al final la razón también tiene su parte. No para frenar al corazón, sino para comprender mejor lo que quiere decirnos. Para no precipitarnos hacia algún vacío, para conocer el límite, para darte cuenta que no siempre llegarás a todos los lugares que quieras, para conocerte y reconocerte, para saber que sólo tú decides lo que vales sin que nadie tenga que decirte si es cierto, para dejar atrás lo que te haga daño.

Porque el corazón es como loco y a la vez tonto, todo se lo cree y todo lo siente. Pero no te preocupes... Ahora no es el momento... Espera... Medítalo... Resiste... Calla...

Cierra los ojos y piensa en algo bonito...








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