Por mucho que a veces nos empeñemos en disimularlo, lo que los demás piensan o dicen sobre nosotros nos importa. La cuestión sería ver el grado en que nos afecta su opinión. Cuando toca tomar alguna decisión, creo que es inevitable que, además de lo que nosotros queremos, nos preocupe lo que los otros quieren o lo que los demás esperan que hagamos. Digamos que en esa situación cabrían dos opciones: tener en cuenta o no tener en cuenta. Cuando decidimos incluir en nuestra decisión la opinión de los demás, a veces podemos correr el riesgo de que eso acabe pesando más, y que lo que queremos nosotros quede más de lado. Con lo cual, probablemente acabaríamos haciendo lo que esperan de nosotros, y no lo que deseamos. En caso de no tenerlo en cuenta, me parece que también podríamos estar tal vez cayendo en otro problema. Aunque dependerá del caso ante el que nos encontremos, es posible que caigamos en una cierta independencia mal entendida. Quiero decir, el no contar (me refiero en absol...
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